Entre la cumbre del Everest
y la Fosa de las Marianas
hay un hombre haciendo caligrafía en el aire
“sin pecado original” se lee.
A partir de entonces, el hombre
pudo entender el lenguaje de los animales,
la teología de la poesía
y la metafísica de la mujer que desnuda
juega con la arena entre sus pies.
En el fondo de tu mano
una mujer desnuda
resguarda el sudor de tu oficio
y cada vez que cierras el puño
ella sueña con ser la vocación prolongada
de la caricia sobre otros cuerpos.
A Fatamorgana o la loca de las flores
Ella larga el ovillo cada noche
y en su órbita,
la tierna fatalidad se cumple.
Luego de comerse el corazón del guerrero,
el minotauro dormirá sobre el vientre de Ariadna.
Al amanecer,
las manos extenderán
nuevamente la esfera
que abrirá
los laberintos arcanos
en la soledad de todos los hombres.
“Hay momentos en que los lobos callan
y momentos en que la luna aúlla”
Amy Hempel
Erase una vez una niña que solía adentrarse en el bosque envuelta en una capa roja.
Erase una vez un lobo que acechaba agazapado entre el ramaje.
Erase una vez un cuervo que volaba sobre las débiles criaturas para advertir a la fiera y así compartir la carne.
Cuentan que aquella mañana el lobo siguió la negra señal del cielo.
Un aullido como saeta de sangre atravesó la calma del bosque.
Erase también un valiente leñador que empuñó el hacha contra la bestia.
- Mías serán tus entrañas y tu voracidad no será una amenaza en mi bosque-
Le dijo la niña al hombre, mientras acomodaba su negro plumaje bajo la capa roja.
Erase una vez una niña y un lobo en el bosque.