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“sin Judas, ni Jesús sería dios”
José Saramago

 

Un poema seco y doble por los vencidos, los caídos, los hermosos perdedores, sobre cuyas sienes nunca retoñará el laurel.
Por las camas que no conocieron el sueño del hombre
ni el sudor del amor en el cuerpo de su mujer.
Por el árbol que no dio otra flor, que la soga pendiendo de una garganta vencida.
Por el bolero que no tuvo nombre de mujer.
Por las flores de plástico que honran solemnes las cruces y los nichos de las viejas carreteras.
Por el hijo que no conoció su llanto ni el pecho de la madre.
Por el borracho, el vagabundo, la prostituta, el loco y los amantes que sucumbieron al arrepentimiento y la conversión…pérdida irreparable.
Por los evangelios de Judas y Magdalena que ardieron en las llamas santas de la infamia, pero sus palabras serán nuestras llagas encendidas.
Por John Lennon, Gonzalo Arango, Aquiles Nazoa, Jimmy Hendrix y sus poemas a medio terminar, porque cuando dios se embriaga, la muerte lleva prisa.
Por los caídos de Sodoma y Gomorra,  en la noche en que los ángeles conspiraron contra la fiesta de los cuerpos.
Por las milongas sin parejas ni salón.
Por la silla vacía de dios en la mesa de los pobres.
Por el gol después del último pitazo.
Por el “pudo haber sido”, el “si yo hubiera”, las conjugaciones del verbo ser en presente patético.
Por Bonnie y Clye, y su última fuga con el botín del amor hacia la eternidad.
Por la parca, que esta mañana se perdió en el camino que la conducía a mi puerta.
Por el beso que no le di al amigo, antes de perderse en el camino de la parca.
Por las butacas de cine, desamparadas de besos y manos afanosas.
Por las piedras que dejaron de ser puentes para ser muros.
Por los pitones del toro, que no alcanzaron a izar la bandera roja y líquida sobre el hombre en la arena.
Por los desaparecidos, que por duelo tienen olvido y sobre sus huesos gobierna el impostor.
Por los últimos ojos que vieron morir a Cristo.
Por el adiós que se queda en las fronteras y los morros.
Por la bala que no detuvo al canalla.
Por Petra, Cartago, Babilonia, Machu Pichu, Chichén Itzá, Palenque, ciudades que los hombres levantaron para albergar el amor y salvarse de la soledad, hoy son victorias sobre el olvido.
Un poema seco y doble, por los vencidos, los caídos, los hermosos perdedores…por mí, que no tengo as de diamantes y doblo la apuesta en la posibilidad de sobremorir más allá de la terrible frontera, en la no sombra.
Como ellos, apuesto todo, pierdo todo en la privilegiada derrota ganada a pulso y aún me queda  la vida...salud!

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